Ramiro Barrenechea Zambrana, hombre multifacético como pocos: poeta, político, ensayista, abogado, académico de varias materias: Sociología, Derecho Agrario, Bibliotecología y un largo etc.; sin embargo y ante todo fue un POETA de fina cepa.
Lo conocí en 1959 cuando coincidimos en el mismo cuarto curso de secundaria del colegio fiscal nocturno Teodomiro Beltrán de la ciudad de Cochabamba. Fue un amor a primera vista, de inmediato congeniamos como si nos hubiéramos conocido de siempre.
Teníamos para entonces entre 16 y 17 años, casi adolescentes sin embargo, a nuestro parecer nos creíamos hombres muy maduros y duchos en varias áreas de la realidad. Acabadas las clases, 10 de la noche, en alguna plazuela nos embarcábamos en “profundas” discusiones científicas y filosóficas. Un día a quema jarro, me propuso fundar el Partido Comunista, al parecer no sabía de su existencia.
Nuestro primer contacto con la JCB fue a través de Carlos Soria G. (cuyos detalles relataré en otra oportunidad). Entramos como candidatos en un frente que organizó la “Jota” y como no teníamos experiencia en oratoria nos íbamos por las noches a la plaza Calatayud (cancha) a improvisar discursos a voz en cuello, sin más auditorio que algunos bohemios trasnochadores que nos creían locos. Así transcurrieron nuestros años de secundaria iniciándonos en aventuras políticas, algunas muy serias y peligrosas.
En una manifestación mataron, frente a nuestras narices, a un trabajador petrolero. La muchedumbre enardecida arrancó el toldo de una tienda, envolvió el cadáver y lo llevaron cual bandera con dirección a la cancha. Ramiro iba por delante gritando un discurso incendiario, yo iba detrás traduciendo al quechuañol lo que él decía y logramos reunir a una multitud tan grande – de mujeres sobre todo – que indignadas quemaron la comisaría de la policía del lugar y liberaron a todas sus compañeras presas por minucias.
Aventuras como esas tuvimos muchas, desde muy joven mostró su lira poética. Estando aún en colegio escribió su primer folleto poético, cuyo título creo que era “Surcos de sangre”… “veré las trincheras convertidas en trigales”, concluía uno de sus poemas.
Pasaron los años, entramos a la Facultad de Derecho donde conocimos a Roberto Arze y formamos un trío muy interesante y productivo. A la cabeza de Roberto fundamos el Ateneo Juvenil José Antonio Arze, donde empezamos a estudiar cosas ya más serias.
Para entonces ya éramos militantes activos de la Jota y nos lanzamos a conquistar las direcciones estudiantiles con bastante éxito. Ramiro fue dirigente del Centro de Estudiantes de Derecho y yo delegado al Consejo Universitario, todo eso siendo alumnos del primer curso.
Así transcurrió nuestra vida estudiantil, a cada paso le brotaba su vena poética ya sea escribiendo para el bando estudiantil o para rendir homenaje a alguien que según él se lo merecía. El mismo día que murió Che, escribió un poema en homenaje al Comandante heroico, en mi modesto criterio ese poema debe ser el primer homenaje en el mundo al Che.
Puedo relatar mil cosas más sobre Ramiro, me comprometo a escribir una semblanza completa sobre mi amigo querido. Por ahora baste decir que lo extraño mucho, que me hace falta. Él está presente todos los días de mi vida. DESCANSA EN PAZ HERMANO CAMARADA, te saludo en este tu aniversario. Parece una coincidencia macabra que te hayas ido cuando te esperaba para pasar juntos la tarde de mi cumpleaños el 3 de enero.
TAVO
Cochabamba 27/11/21